La guerra y el Ayuntamiento.

Cuervo Blanco. Opinion.

La guerra y el Ayuntamiento.

Una guerra como esta, calificada por el tribunal de La Haya como genocidio, es un hecho que no debería dejarnos indiferentes. En este sentido, la indiferencia de ciertas instituciones, como la de los ayuntamientos, deja mucho que desear. Pues, los ayuntamiento que rigen el pulso, no solo económico y político de la sociedad, también, tienen un compromiso ético y moral que cumplir, acorde con los principios de los Derechos Humanos.
En este sentido, un ayuntamiento que hace dejación de ese compromiso es un municipio manco. Un síntoma de que el Ayuntamiento de Villafranca lo es, lo demostraría el hecho de no haber convocado con carácter de urgencia un pleno, siquiera para reflexionar acerca de tan trágico acontecimiento y tomar una decisión institucional al respecto: hacer una declaración, convocar una concentración silenciosa, e, incluso, rezar, caso de que haya creyentes que deseen hacerlo. Cualquier acto, menos la callada por respuesta. De hecho, con la guerra de Putin contra Ucrania ha sucedido lo mismo. El silencio del Ayuntamiento ha sido ejemplarmente mudo. No es cuestión de ponerse a favor de Rusia o Ucrania, Israel o de Palestina. Cada cual tiene su opinión forjada al respecto.

De lo que se trata es de condenar la guerra en sí misma como medio para alcanzar la paz.
No hace tiempo, los ayuntamientos, fueran de izquierdas o de derechas, hacían plenos para condenar la violencia de ETA y convocaban manifestaciones silenciosas para condenar atentados y asesinatos. Algunos replicará que convocar dicho pleno es una inutilidad. Pues todo seguirá igual y que, hagamos lo que hagamos en el pueblo, nada cambiará. Es verdad. Pero es que no se trata de parar la guerra. Porque a esta guerra no la para ni Dios, ni la OTAN, ni EEUU. El objetivo es otro. Lo primero es que entendamos que eso que pasa en lugares tan lejanos, también, nos afecta éticamente.

Verás. El problema ético está en que sigamos manteniendo la guerra como un medio para defender el fin de la paz. Es un pensamiento atroz. Y, mientras, eso suceda, corremos peligro aquí y ahora o vete a saber hasta cuándo. Y significará que estamos rodeados por personas que piensan que las guerras son la mejor opción para resolver los conflictos entre ciudadanos. Y, si es así, no lo dudes, existe un latente peligro al acecho de que esto ocurra cerca de donde tú vives, como bien enseña nuestra historia más reciente. Las guerras las defienden quienes piensan que son la solución a los problemas de una humanidad enfrentada por razones materiales.

Es ahí, precisamente, donde juegan un papel crucial los ayuntamientos. Porque, si no se pronuncian en contra de esa idea trágica, bárbara y cruel -“si quieres la paz, prepara la guerra”-, significa que quienes nos gobiernan son un peligro acechante para la paz ciudadana.

La guerra actual entre Israel y Palestina debería tomarla el Ayuntamiento como una ocasión, no para condenar ni a Israel ni a Palestina -lo harán los tribunales internacionales con el tiempo-, sino para condenar que la guerra, sea donde sea, es una solución inhumana, que atenta contra la vida de todas las personas, incluidas las que no quieren dichas guerras.

PD. Ah, y una cosa. Los palestinos son, también, semitas. Es decir, judíos. Así que la idea que afirma que se condena a Israel porque son semitas va muy mal encaminada y carece todo fundamento. No hay tal antisemitismo.