50 AÑOS DE ESPAÑA EN LIBERTAD
Vecino. Informacion.

A las derechas de este país, el anuncio de la celebración de los “50 años de España en libertad” les ha sentado fatal. Temen que dicha campaña se llene con actos en los que la figura de Franco se convertirá en icono de vudú al que se le clavarán sádicamente las agujas del odio, la venganza y el rencor. No deberían extrañarse, ni, menos aún, escandalizarse.
Saben las derechas que eso es precisamente lo que dicha figura concita en la memoria de muchas personas que nos alegramos en su día cuando el monstruo murió en la cama. Alegrarse por la muerte de un genocida es posible que sea un acto condenado por las bienaventuranzas del evangelio, pero es inevitable por tratarse de un acto reflejo y emocional casi involuntario. ¿A quién no puede alegrarle la muerte de un Dictador que llevó al país a su absoluta ruina y produjo tanta infelicidad en millones de familias?
Es como ese suspiro de alivio cuando se nos quita de encima una losa que no nos dejaba respirar. Pero desengáñense. Franco acumula tantos “pecados” en su haber, que, parodiando a Sciascia, “nos llevaremos una gran sorpresa cuando vayamos al cielo y no lo encontremos allí; ni a él, ni a muchos obispos y papas”.
Además, considerar que sea Franco la figura que llene las intervenciones de esta campaña para vituperarlo, debería llenarles de satisfacción. A fin de cuentas, lo importante es que hablen de uno, aunque sea mal. ¿Qué más pueden pedir? Franco, como el Cid, seguiría ganando batallas después de muerto. Y esta vez sin ayuda de cazas nazis.
Barbitúrico