SOBRECOGEDOR

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SOBRECOGEDOR

La prensa en estos días ha anunciado la liberación de Manuel Pérez Martínez, alias Camarada Arenas, del Grapo, tras haber cumplido 8o años y pasarse la mitad de su vida adulta en la cárcel, 32 años. A su otro compañero del Grapo, Silva Sande, condenado a 28 años por el secuestro de Publio Cordón, el Estado le permitió en 2024 salir de la cárcel a trabajar y dormir en un centro de reinserción social.

Después de pasar veinte años por el trullo, ¿qué menos, no?

Ante tal hecho, uno se pregunta: ¿qué sentido tiene tener a un hombre preso hasta la edad de 80 años?

Se entiende que “Arenas” y Silva Sande se equivocaran al utilizar unos medios criminales para obtener unos fines que ellos consideraron dignos de una revolución. Pero que se equivoque el Estado, aplicando un régimen penitenciario, penalistas y criminal y absurdo, no tiene más explicación que la Venganza, algo que no se puede permitir un Estado de Derecho.

Mantener en la cárcel a un ser humano que no cometió ningún delito de sangre, no es, desde luego, el medio más adecuado para conseguir que el Estado recupere su principio de autoridad vulnerado por un secuestro a un ciudadano… A fin de cuentas, ¿qué ha conseguido el Estado manteniendo a Camarada Arenas en la cárcel hasta cumplir 80 años? ¿Ha conseguido que la sociedad sea mejor, menos inclinada al crimen que lo era antes de meter en la cárcel al líder de los Grapo? ¿Ha conseguido que el propio Arenas haya cambiado de pensamiento? Por sus declaraciones, no lo parece.