TRUMP Y NOSOTROS

Vecino. Informacion.

TRUMP Y NOSOTROS

Hay que tener un cerebro plano para no revolverse contra el derechista Trump y la claque millonaria que lo apoya o, más bien, lo utiliza como títere de los intereses del grupo conservador liberal nacionalista. Aunque uno ignore cuáles son los hilos económicos de este escenario -solo puede apuntar a dos grupos de intereses en litigio, los nacionalistas y globalistas-, no le impide sino sentir repugnancia hacia dicho personaje. Que es a fin de cuentas la única posibilidad que nos queda: manifestar nuestro rechazo al nuevo sheriff del orden mundial.

Trump es la encarnación perfecta del chulo mafioso. Lo que pasa es que este desprecio, humillación que ha desplegado contra Zelenski ya la viene mostrando hace tiempo contra miles de ciudadanos considerados menos que cero, a los que ha expulsado de EEUU sin contemplación alguna del Derecho Internacional. Si Trump no es un dictador, que venga el Diccionario y lo niegue.

Rechazamos lo que simboliza Trump en todos los aspectos de la vida. Consideramos que es un enemigo de la especie humana, un mafioso que nunca debió llegar al poder que ahora ostenta demócraticamente, lo que invita a pensar hasta qué punto las democracias pueden pervertirse eligiendo como presidentes de un gobierno a un crápula.

Sabemos que nada podemos hacer como particulares contra este estado de cosas; menos aún contra este rufián. El problemas es que ni siquiera los estadounidenses están por esa labor. Lo que alimenta la perplejidad de quienes consideramos que Trump y sus secuaces son un peligro para el mundo, como lo fue Hitler.

Se ha propuesto no consumir productos made in EEUU. Pueril ingenuidad. Un boicot así es como hacerle cosquillas a un hipopótamo. Si el partido demócrata no mueve ficha, ¿la van a mover quienes ni siquiera contamos en la agenda de este lobby de millonarios?

Sería mejor pensar en esas razones por las que la ciudadanía llega a aceptar que un individuo como Trump sea presidente de la nación más poderosa del mundo. Y obrar en consecuencia.

Y, por lo que nos toca de cerca, reflexionar por qué los ayuntamientos son ocupados por personas cuya ideología no está muy lejos de dicho energúmeno norteamericano. Y, por tanto, no permitir que accedan a puestos políticos que deciden y orientan las condiciones materiales de la vida de sus conciudadanos. Y, cuando los ocupen, no cejar en denunciar sus comportamiento antidemocrático. Ese es el compromiso real que nos atañe.

Trump queda lejos, sí, pero no los enanos que siguen sus pisadas de dictador.

Celofán