LAS MALDITAS ELITES

Un problema añadido está en no reconocer que no todos los países quieren defenderse de los demás por medio de armas, y no sólo porque no las tienen, ni quieren tenerlas, sino porque, increíblemente, han aprendido del pasado que las guerras no solucionan ningún problema, sino que los crean en progresión geométrica. Y que solo hablando hasta el aburrimiento la gente se entiende o, por lo menos, mientras s está hablando hasta la aburrición total la gente no se mata.

Un segundo problemas es que los políticos deciden una guerra, pero luego se quedan en casa y en sus despachos. Así que para cerrar el círculo lo perfecto sería que, quienes forman parte de la UE y son del club del “si vis pacem, para bellum” , vayan a la guerra, que se aliste en el ejército, que conduzcan tanques, piloten aviones, teledirijan drones y misiles y si sus señorías tienen güevos y ovarios disparen contra sus semejantes, mirando a los ojos de sus víctimas, a la cabeza, al pecho, al corazón de hombres, de mujeres, de niños, ancianos y a toda la población civil que se ponga a tiro…

Sus guerras son una infamia, mucho más que las de los cartagineses, de los fenicios y de los romanos. Al menos estos se enfrentaban al enemigo de uno en uno y mirándose a la cara. Ahora se asesina por millones y desde un despacho.

Las guerras actuales, químicas, nucleares, clorofórmicas son un genocidio infame, bárbaro y cruel. Pero nadie que quiera la paz, puede desear tal estado de cosas. Así que dejen ser cínicos e hipócritas y afirmen sin tapujos que las guerras son necesarias y no se les dé más vueltas al asunto. Vale ya de tanta demagogia.

Cerezo