CONTRA LA DESIDIA MUNICIPAL
Vecino. Informacion.

Se ha dicho en este blog que la democracia no es sólo un modelo político, que lo es, sino, ante todo y sobre todo, un modo de vivir en común, donde lo que hacemos y dejamos de hacer afecta a la convivencia de todos. Y se podría decir que la democracia es un modo de pensar. Por tanto, se puede aceptar que la limpieza de Villafranca es una tarea democrática que nos afecta a todos. Y que aquellas personas que son unos guarros, arrojando todo tipo de basuras a la calle o donde “aquí me coge y aquí te mato”, sean colillas, botellas, cartones, tetrabrik, bolsas de plástico, no tienen una gota de democracia corriendo por sus venas.
Ahora bien, que la ciudadanía no sea demócrata en este aspecto por una falta de conciencia es habitual, pero que esta pereza democrática la muestre con tanto descaro el Ayuntamiento suena a alarma social.
El mal de la suciedad en el pueblo es estructural y, en esta ocasión, su origen no está en la conducta de la población, sino en el Ayuntamiento. Son tantas las fotos denuncia que hemos hecho de distintos lugares -calles, aceras, paredes, plazas- que producen vergüenza ajena. Sólo la plaza principal y la calle Mayor son dignas de atención de la brigada de limpieza municipal.
No creemos que un pueblo que se muestra tan sucio a los ojos de cualquier vecino pueda presentarse ejemplar, como acostumbra a hacer la alcaldesa. Un pueblo sucio ahoga su democracia entre sus desperdicios.
Detergente