INMATRICULACIONES ECLESIÁSTICAS
Vecino. Informacion.

Estas últimas fechas, coincidiendo (casualmente o no) con la fecha de la conmemoración de la segunda República, se ha representado en dos localidades próximas a Villafranca, Tafalla y Ribaforada, el montaje teatral titulado Oh, my God!, con el subtítulo de “Inmatriculaciones”.
Dichas representaciones vienen acompañadas por una interesante exposición donde se explica con pelos y señales el escándalo de dichas inmatriculaciones.
Vayamos con los hechos. En1946 el dictador Franco autorizó por ley o decreto, para el caso es igual, a obispos y otros representantes de la Iglesia registrar a nombre de dicha institución cuantos bienes creyeran convenientes ¡¡sin necesidad de ningún título de propiedad o documentación al respecto!! Es decir, la mera palabra de un clérigo se puso al nivel de la de un fedatario público, como un registrador de la propiedad o un notario.
Dicha ley dejaba fuera la posibilidad de inmatricular los templos y lugares de culto por considerarlos bienes pertenecientes a la sociedad debido a la larga historia de aportaciones económicas, trabajos realizados, inversiones públicas, exenciones tributarias, etc., etc. como así sucede, por ejemplo, con la Iglesia de Villafranca.
Pero en esto llegó José María Aznar, quien, mediante un decreto de septiembre de 1998, autorizó inmatricular también los templos y “bienes” adheridos. Observe el lector el detallazo, el tirano Franco mostró una mayor sensibilidad con el patrimonio que el supuesto demócrata Aznar.
De resultas de todo ello, la Iglesia se hizo titular de 34.961 bienes en toda España, bienes de todo tipo (terrenos rústicos y urbanos, inmuebles, cementerios, algún campo de fútbol incluso, templos,…), destacando entre ellos la Mezquita de Córdoba o la sede del primer Parlamento autonómico gallego en Santiago de Compostela.
En Navarra, los bienes inmatriculados ascienden a 2.952, de los cuales 7 se hallan en Villafranca: la ermita de San Pedro, el terreno adjunto a la misma, la casa parroquial, la iglesia de Santa Eufemia, la ermita del Portal y dos terrenos rústicos. Contra este abuso se constituyó hace años, llevando a cabo una encomiable labor, la Plataforma de defensa del Patrimonio de Navarra, a la cual algunas organizaciones locales y unos pocos ayuntamientos se han adherido.
Y en Villafranca, ¿qué se hace al respecto? Nada entre dos panes.
¿No es hora ya de que tomemos la iniciativa para tratar de revertir esa intolerable situación? ¿No es hora ya de que el Ayuntamiento, como máximo responsable del patrimonio local, se ponga a la tarea? Ahí nos tendrá a su lado. Y para los responsables del expolio (obispos y clérigos varios), el séptimo mandamiento: “No inmatricularás”.
Abejorro de secano